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Manuela Alfaro: una joven que transforma la leche en legado

En un rincón rural de Usme, Bogotá, una mujer joven revoluciona el arte de hacer queso. Su nombre es Manuela Alfaro, y su historia encarna el espíritu de las nuevas generaciones de mujeres emprendedoras del campo colombiano.

Su marca no es solo sinónimo de quesos artesanales colombianos, sino de un compromiso férreo con la sostenibilidad y el bienestar animal. Desde muy temprano, cuando el sol aún no asoma, Manuela participa del ordeño y supervisa la leche que dará origen a sus creaciones: desde un delicado queso sietecueros hasta un innovador snack con peperoncino.

Junto a su padre, transformaron una finca agrícola tradicional en un ejemplo de manejo agroecológico, sembrando árboles nativos y dejando que las vacas pastoreen libremente en terrenos sin pesticidas. La calidad de sus productos nace allí: en una leche pura, respetada, honesta.

Manuela no estudió quesería en Europa ni heredó un legado familiar centenario. Su historia es la de una joven colombiana que aprendió haciendo, equivocándose, experimentando. Su mirada fresca aporta a la creciente comunidad de productores de quesos raros del país, demostrando que la excelencia también se cultiva con pasión y compromiso.

En un mundo dominado por la industrialización alimentaria, ella es parte de una generación que devuelve la humanidad a la comida.

Su trabajo inspira, alimenta y abre camino a más mujeres que quieran transformar sus ideas en territorio fértil. Manuela no solo hace queso.

Ella construye futuro.